La genuflexión es un acto de humildad que expresa nuestra fe en una autoridad superior a nosotros mismos.  Este gesto manifiesta respeto y adhesión a nuestro Señor Jesucristo.

Cuando entramos a un templo y vemos la lamparilla del Sagrario encendida, quiere decir que el Señor está presente. Entonces la costumbre nos manda a poner la rodilla en el piso y a decirle alguna cosa de cariño.

Es ese símbolo que ha acompañado a nuestra fe durante muchísimos siglos y es una manifestación de afecto, igual que en la realeza o como expresión del amor humano.Ya sea por respeto o por amor ponen la rodilla al piso también como admiración.

“Haz que yo siempre esté adherido a tu voluntad y no permitas que me separe de Ti” (San Josemaría).

En el momento en que yo hacía una genuflexión en la iglesia…”Si pensaras que Yo estoy aquí, Me saludarías de mejor manera”  Él y Yo de Gabriela Bossis – El Sentir del Corazón Nº 21 Eucaristía, 721/