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Sanar las heridas: Reflexiones sobre la fraternidad, Eucaristía, el amor y la inteligencia humana


El simposio se centra en la fraternidad como un elemento esencial de la vida diaria, enraizada en la Eucaristía, y busca ofrecer vías para superar las divisiones, restaurando el sentido profundo de fraternidad en Cristo en un mundo herido. 

Tras la inauguración del Simposio Teológico Internacional que se realizó ayer, con la presencia de destacados académicos, religiosos y laicos, la jornada de debate y reflexión de este jueves, 5 de septiembre, inició con una eucaristía presidida por Mons. David De la Torre, Obispo Auxiliar de Quito.  

A continuación, en el Auditorio Mayor de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), Luis Aldás, sacerdote de la Arquidiócesis de Quito presentó un resumen de las ponencias presentadas ayer, en la que destacó la cálida y afectiva bienvenida del P. Fernando Ponce, rector de la PUCE, y recogió algunas palabras de Monseñor Alfredo Espinoza, sdb, arzobispo de Quito, quien explicó el largo trabajo de preparación de más de tres años para este simposio y agradeció al Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales y a las instituciones que han hecho posible este gran evento. Además, invitó a reflexionar, pensar y vivir considerando el cómo sanar nuestras heridas a partir de la eucaristía y a la fraternidad.   

De hermanos a enemigos 

La primera ponencia fue pronunciada por la Dra. Vitória De Carli, de la Pontificia Universidad Católica de Río Grande del Sur (Brasil) y estudiosa de la espiritualidad cristiana y su naturaleza secular, con el tema: “De hermanos a enemigos”. En su intervención exploró cómo las relaciones fraternales pueden deformarse bajo la influencia de conflictos y tensiones, donde la fraternidad, en su esencia cristiana, puede ser tanto una fuente de unidad como de división, especialmente cuando no se basa en el respeto y la justicia.  

Esta reflexión es relevante en el contexto de los desafíos actuales para la reconciliación y la paz. “Por vocación divina estamos llamados a construir relaciones humanas basadas en el amor entre hermanos, relaciones de fraternidad que deben ser signo de esperanza en el mundo”, expresó.  

Además, se refirió a la fraternidad como sueño de Dios, la cual, alineada con las enseñanzas del Papa Francisco, se convierte en un anhelo divino que supera las divisiones que existen entre los seres humanos.  

Inspirada por la encíclica Fratelli Tutti, De Carli destacó que la fraternidad es el fundamento de una nueva humanidad, basada en el respeto, la justicia y la reconciliación. Este ideal requiere un esfuerzo deliberado para construir una «amistad social», que una a las personas, más allá de sus diferencias. En sus reflexiones subrayó que la fraternidad es esencial para alcanzar un mundo más equitativo y pacífico, en consonancia con el propósito de Dios de que todos los seres humanos se reconozcan como hermanos.  

Llamados a la reconciliación 

La segunda ponencia estuvo a cargo del P. Damián Howard, S.J., Capellán de la Universidad de Oxford (Inglaterra) con el tema “Llamados a la reconciliación”.  El sacerdote y académico hizo referencia a la creciente discrepancia entre dos formas de inteligencia o formas de entender el mundo: una es la inteligencia artificial, relacionada con la lógica de las máquinas y los algoritmos, que sigue reglas de intercambio y contratos, y la otra es la inteligencia humana, cuando está guiada por la caridad y el amor desinteresado. “Esta gratuidad es, posiblemente, el punto de mayor divergencia entre el orden social tal como lo concibe la inteligencia computacional y el de una inteligencia auténticamente humana impregnada de caridad», mencionó. 

«Ya hemos entrado en una Era en la que estas dos inteligencias (humana y computacional) se encontrarán en un conflicto cada vez más intenso, en el que debemos esperar que lo humano sea repetidamente crucificado por la máquina. Nuestra misión de sanar nuestra fraternidad herida será una preparación vital para una Era prolongada, ya presente, en la que nuestro llamado principal será el de resistir en nombre de Cristo», enfatizó. 

El llamado a la «Resistencia en el nombre de Cristo» sugiere que la lucha no solo será tecnológica, sino también espiritual, donde los valores cristianos de amor, compasión y fraternidad serán vitales para mantener la dignidad humana frente a los desafíos de la era digital, apuntó.  

“Eucaristía: fuente y cumbre de la fraternidad”  

Durante la tarde, las ponencias continuaron fortaleciendo el tema general y gran propósito de promover la fraternidad, así la tercera ponencia del día (primera de la tarde) estuvo a cargo del teólogo español Pablo Blanco Sarto, quien ofreció una charla titulada “Eucaristía: fuente y cumbre de la fraternidad”, en la cual profundizó sobre el papel fundamental de la Eucaristía en la vida cristiana, articulando su mensaje a través de cinco pilares clave.  

Utilizó el relato de los discípulos en Emaús para destacar cómo Jesús se revela en la fracción del pan, simbolizando la Eucaristía como un acto transformador de comunión que une a los creyentes en fraternidad. Además, subrayó que el Bautismo es el inicio de este camino de fe, una conexión entre la vida cristiana y la Iglesia, que se fortalece continuamente a través de la participación en la Eucaristía. 

Blanco señaló que la Eucaristía es el alimento espiritual que acompaña al cristiano a lo largo de su peregrinaje de fe, sustentando el «camino» de cada creyente hacia una comunión más plena con Dios y con los demás. Este sacramento es esencial no solo para la vida individual del cristiano, sino también para la comunidad eclesial, ya que refuerza la unidad y promueve una fraternidad que trasciende las diferencias. Blanco destacó que la Eucaristía invita a la reconciliación y a la construcción de una fraternidad genuina entre los fieles. 

Por último, enfatizó que la Eucaristía no solo tiene un significado terrenal, sino que es un anticipo de la comunión plena con Dios en el cielo. Para Blanco, este sacramento prepara a los cristianos para la vida eterna, donde se alcanzará la fraternidad perfecta. Con su afirmación de que «la Eucaristía nos hace merecedores de la plena y total comunión con Dios y nos convierte en más hermanos», Blanco destacó la importancia de este sacramento como un medio para alcanzar la fraternidad plena en la Iglesia y en el mundo. 

«Devociones Eucarísticas y Espiritualidad Popular en tiempos de Sinodalidad»  

La cuarta conferencia y última del día, estuvo a cargo del teólogo Rodrigo Guerra López de México, el tema de su conferencia fue «Devociones Eucarísticas y Espiritualidad Popular en tiempos de Sinodalidad», en la que abordó aspectos clave sobre la sinodalidad (caminar juntos) y la importancia de la Eucaristía como centro de la vida eclesial.  

Guerra señala que el Papa Francisco ha animado el Congreso Eucarístico Internacional y el Simposio Teológico bajo el tema «Fraternidad para sanar el mundo», destacando la Eucaristía como símbolo de unidad en la Iglesia.  

Recalcó que la devoción eucarística y la religiosidad popular son expresiones profundas de la fe del pueblo, integradas en la identidad sinodal de la Iglesia. 

Guerra resaltó también que la Eucaristía no solo es presencia real de Cristo, sino que además fomenta la unidad en la comunidad cristiana y agregó que esta devoción ha sido un motor espiritual y social en diversas culturas, particularmente en América Latina, donde la religiosidad popular ha resistido a las tendencias secularizantes.  

Citando a Francisco, recordó que la piedad popular «es un lugar teológico», donde se manifiesta la vida teologal del pueblo, especialmente entre los más pobres. 

La Eucaristía, camino de sanación espiritual y social  

Las ponencias del segundo día del Simposio invitaron a redescubrir la fraternidad desde una perspectiva cristiana, recordando que la Eucaristía no solo es un acto de devoción, sino un llamado a la reconciliación y a la construcción de comunidades solidarias y justas. Los expertos coincidieron en que la Eucaristía es un camino de sanación, tanto espiritual como social, y destacaron su papel fundamental en la renovación sinodal de la Iglesia, impulsada por el Papa Francisco. Con un fuerte énfasis en la fraternidad como la base de un nuevo orden social, el simposio cerró con la convicción de que la fe vivida en comunión es clave para sanar las heridas del mundo actual.
Al cierre de la jornada, los participantes disfrutaron de un momento cultural, con música y danza, del grupo cultural de la PUCE. 

Lo que vendrá 

Para la jornada final de reflexiones y ponencias, el viernes 6 de septiembre, el Simposio Teológico iniciará con una eucaristía presidida por Mons. Bienvenu Manamika, arzobispo de Brazzaville, República del Congo, África, luego de lo cual  se dará paso a las conferencias sobre “Fraternidad sin los últimos, no es fraternidad”, que pronunciará la Hermana Rosmery Castañeda (Panamá); “Eucaristía y cuidado de la Casa Común”, que expondrá el P. Fernando Roca, SJ, de la Universidad Católica de Perú; “Iglesia sinodal: Una tienda para todos”, que estará a cargo de Monseñor Anthony Fisher, OP, Arzobispo de Sidney, Australia; y, “Corazón de Jesús y la fuente de la vida”, sobre lo que se referirá don Paolo Morocutti, de la Universidad Católica del Sagrado Corazón y de la Gregoriana de Roma. 

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