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Eucaristía y Corazón de Jesús


Crónica desde el Ávila

Cardenal Baltazar Porras Cardozo

Quito se ha ganado el ser sede del 53° Congreso Eucarístico Internacional no como una concesión graciosa, sino fruto de preparación remota y reciente que enaltece el tesón misionero de la iglesia que peregrina en Ecuador. Desde 1881 cuando en Lille, Francia se celebró el primer congreso, ha peregrinado por el mundo entero en cincuenta y dos ocasiones. El último tuvo lugar en Budapest (2021) en medio de la pandemia que azotó el mundo. Han sido una de las experiencias pastorales exitosas en torno a la centralidad de la eucaristía, motor de la vida del cristiano en el mundo secularizado y laico. Tiene sentido redescubrir el valor de lo trascendente y el sentido más profundo de Dios hecho hombre como uno de nosotros, Jesús de Nazaret, convirtiéndose en comida y bebida no fácil de tragar. Así fue desde los inicios como nos lo recuerda el evangelio de San Juan en su capítulo sexto.

América Latina ha sido sede en cuatro ocasiones. La primera en 1934 en Buenos Aires, siendo el Cardenal Eugenio Pacelli Secretario de Estado el legado pontificio del Papa Pío XI. Llegó a bordo del navío italiano Conte Grande, escoltado por seis buques de la Armada argentina. La visita de Pacelli fue interpretada como una reafirmación de Roma dentro del catolicismo argentino. En la misa de clausura Pío XI se dirigió por radiomensaje, invocando a la Virgen de Luján y a los mártires jesuitas del Paraguay. El Congreso Eucarístico generó una gran aceptación tanto en los sectores populares como en la élite y la clase gobernante.

Habrá que esperar hasta 1955 para que volviera América Latina a ser sede de los Congresos Eucarísticos. Esta vez sería en Río de Janeiro, y presidió como legado pontificio de Pío XII el Cardenal Adeodato Giovanni Piazza, OCD, Secretario de la Sagrada Congregación Consistorial y Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. A raíz de dicho evento surgió la creación del CELAM y la CAL, Comisión para América Latina en el Vaticano, hito importante en la vida eclesial de nuestro continente.

1968, año singular para el mundo, marcó el primer viaje de un Papa al nuevo continente. Pablo VI llegó a Bogotá e inauguró el Congreso Eucarístico Internacional y la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que se desarrolló en Medellín y tuvo como punto central asumir el Concilio Vaticano II desde nuestra realidad, siendo pionera en el mundo y ofreciendo al mundo las luces y sombras de la vivencia eclesial en momentos en los que se enseñoreaban regímenes dictatoriales. El Legado Pontificio fue el Cardenal Giacomo Lercaro, Arzobispo de Bolonia y uno de los padres conciliares abanderado del aggiornamento de la Iglesia.

Habrá esperar hasta los inicios del presente siglo para que volviera AL a ser sede del 48° Congreso Eucarístico Internacional. Fue Guadalajara, México (2004), la encargada de promover “la eucaristía luz y vida del nuevo milenio”. El Legado Pontificio del anciano Juan Pablo II fue el Cardenal Josef Tomko, eslovaco, Presidente del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales. El actual, el 53° Congreso Eucarístico Internacional se celebrará en Quito del 8 al 15 de septiembre 2004, bajo el lema “Fraternidad para salvar al mundo”. Quien suscribe estas líneas ha sido nombrado Legado Pontificio.

Ecuador tiene larga historia en torno a la eucaristía y a la devoción al Corazón de Jesús. Cinco años después del primer congreso internacional en Lille (1881) se celebró el primer congreso eucarístico nacional en Quito, en ocasión del segundo centenario del culto al Corazón de Jesús, bajo bajo el patrocinio del Corazón Inmaculado de María, del patriarca San José y de Santa Rosa de Lima, bajo el pontificado del sexto arzobispo de Quito Mons. José Ignacio Ordóñez.

El segundo Congreso Eucarístico Nacional, tuvo también como sede a Quito (1949), con motivo del primer centenario de la creación de la Arquidiócesis de Quito y los 75 años de la consagración de Ecuador al Corazón de Jesús. Presidido por el Arzobispo Carlos María Javier de la Torre y Nieto, quien fuera a partir de 1953 el primer cardenal ecuatoriano. El Legado Pontificio fue Mons. Efrén Forni, Nuncio Apostólico en Ecuador. En la clausura se escuchó el radiomensaje del Papa Pío XII.

El tercer Congreso Eucarístico Nacional tuvo como sede a Guayaquil (1958), siendo legado pontificio el anciano cardenal Carlos María De la Torre, en ocasión de la elevación de Guayaquil a arquidiócesis. La eucaristía y la familia, la eucaristía fuente de energía en la formación cristiana y patriótica de la juventud, y, la eucaristía y los problemas sociales, fueron los temas centrales; estuvieron presentes obispos de varios países del continente. De nuevo, pocos días antes de la muerte del Papa Pío XII se escuchó el radiomensaje que envió el Sumo Pontífice.

Cuenca fue la sede del cuarto Congreso Eucarístico Nacional (1967), con la presencia del Cardenal alemán Julius August Döpfner, Arzobispo de Munich, como Legado Pontificio. El Arzobispo de la ciudad, Manuel de Jesús Serrano Abad, promovió en todo el país una gran Misión eucarística y la renovación total de vida en Cristo y por Cristo. El Papa Pablo VI dirigió un radiomensaje animando y felicitando a los participantes por las intensas jornadas preparatorias. En la clausura se consagró la catedral a la Virgen María Inmaculada.

Guayaquil fue de nuevo la sede del Quinto Congreso Eucarístico Nacional (1988), bajo el lema “con María a Cristo, pan de vida bajado del cielo”. El enviado del Papa Juan Pablo II fue el cardenal Eduardo Martínez Somalo, Prefecto de la Congregación para el culto divino. El arzobispo, Mons. Bernardino Echeverría Ruiz, ofm., años más tarde promovido al cardenalato fue el entusiasta propulsor del congreso. En el mensaje del Papa Juan Pablo II pidió que la Iglesia en Ecuador “se confirme como Iglesia comprometida en la nueva evangelización a la que toda América Latina está llamada de cara al V Centenario de la llegada del mensaje salvador al nuevo mundo”.

Con tan larga experiencia eclesial, Ecuador país eucarístico consagrado al Sagrado Corazón de Jesús desde 1874, se viste de gala para ser la sede del 53° Congreso Eucarístico Internacional del 8 al 15 de septiembre próximo. Desde el centro del mundo en nuestro continente latinoamericano nos uniremos al viaje apostólico del Papa Francisco a las antípodas, el extremo oriente, donde el catolicismo está presente en minoría y en condiciones nada fáciles, para predicar que la fraternidad en Cristo es oferta de salvación para el mundo entero.

33.- 31-8-24 (6598)

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